Este domingo fueron anunciados los resultados de las elecciones presidenciales en Colombia, que irán a una segunda vuelta luego de que ningún candidato obtuviera más del 50% de los votos válidos. El ultraderechista Iván Duque (39%) y el izquierdista Gustavo Petro (25%) serán quienes avancen hasta la instancia definitiva para decidir quién ocupará la Casa de Nariño para los próximos 5 años.

 

Sin embargo, aún persisten las dudas sobre la transparencia de un proceso electoral que, a pesar de ser reconocido por buena parte del hemisferio no ofrece garantías electorales ni la confiabilidad que tanto le han exigido al sistema electoral venezolano. Veamos cómo es el proceso de votación en el vecino país para conocer un poco más sobre las fallas que tanto han denunciado dirigentes y movimientos sociales de Colombia, pero que son silenciados por los medios de comunicación.

 

Sistema electoral de Colombia no es auditable ¿A las puertas de un fraude? | Ciudad VLC
Iván Duque y Gustavo Petro pasarán a segunda vuelta electoral.

 

Un proceso mixto

El proceso electoral de Colombia es un proceso mixto, por decirlo de alguna manera. Gran parte del proceso es manual y solo la última parte es automatizada. En las elecciones de este 27 de mayo, en unas 100 mil mesas dispuestas, más de medio millón de jurados contaron manualmente, en el menor tiempo posible, los votos obtenidos por cada candidato; consignaron este dato por triplicado en el formulario E-14 y entregaron una copia al “recolector” del puesto, quien por teléfono dictó los datos al centro de procesamiento, donde otro grupo los transcribió para ser escaneados y cargados al computador. A partir de ese momento, la caja negra o software empieza a hacer su trabajo.

 

Es decir, el software es utilizado solo para «sumar» los cómputos que un grupo de operadores manualmente contabiliza por separado, proceso que no es auditado y que permite la famosa frase de la Venezuela de antaño «Acta mata votos». En Colombia el famoso formulario E-14 puede ser alterado arbitrariamente por cada mesa electoral, sobre todo en las zonas donde reina el paramilitarismo y amenazan a los miembros y testigos de mesa con asesinarlos.

 

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No auditable

El software que se utilizó en estas elecciones fue diseñado por la Unión Temporal Soluciones Informáticas Electorales (UTSIE) quien entregó una copia del “código fuente” (pasos que debe seguir la computadora para realizar su actividad) a la Registraduría; entidad que no sabe cómo funciona este programa, ni puede auditarlo porque está protegido con propiedad intelectual.

 

Esta situación se produce ignorando lo establecido en la resolución 553 de 2010 y las recomendaciones del Consejo de Estado cuando solicita a la Registraduría que adquiera el software y asuma la obligación legal de auditarlo; por otro lado, la empresa privada también está a cargo del manejo que se hace de los datos e información electoral desde los puestos de votación hasta los Centros de Procesamiento; esta labor es realizada en su mayor parte por personal contratado y entrenado por firmas como Indra, ASD, Colvista, SIO, y DPS, informa el portal La Oreja Roja, del vecino país.

 

Experiencias en otras partes del mundo

Las auditorías del software son independientes de todo simulacro y deben ser realizadas en un tiempo prudencial antes de las elecciones; en México, por ejemplo, esta auditoría toma casi 3 meses, a partir de que la empresa responsable entrega el código fuente a los auditores.

 

En Venezuela este proceso es aún más estricto y exigente, pues en las casi 20 auditorías establecidas por el órgano electoral participan todos los partidos políticos, técnicos independientes y observadores internacionales para dar garantía de confiabilidad absoluta. Sin embargo, para los medios de comunicación es el caso venezolano el que ofrece dudas al respecto.

 

Aunque el voto automatizado tiene múltiples ventajas, también es cierto que en otras latitudes se ha visto salpicado por casos concretos de funcionamiento dudoso. En Alemania, la Corte prohibió el voto electrónico porque ni la ciudadanía ni el Estado eran capaces de entender y verificar la transparencia de los resultados en las elecciones.

 

Algo similar pasó en Holanda, donde grupos de activistas compraron una máquina de votación en Internet y la hackearon. Los argentinos, por su parte, no creen en la Boleta Única Electrónica usada en las provincias de Buenos Aires y Salta, porque la empresa propietaria es renuente a revelar el software a los actores políticos, mientras que se filtran partes del mismo en Internet, días antes de las elecciones.

 

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Venezuela, una experiencia positiva

Venezuela puede considerarse un caso atípico y una experiencia positiva respecto a los demás países donde se ha establecido o probado el voto automatizado por una sencilla razón. Es el único sistema electoral automatizado que además ofrece un comprobante físico de voto, que puede ser comparado y verificado a través de las múltiples auditorías que se realizan antes, durante y después de cada proceso electoral.

 

Si usted eligió al candidato de su preferencia, la máquina de votación emite un comprobante en papel de su voto, que es depositado en la urna. Al finalizar el proceso, la máquina emite el acta con el total de votos, que luego es comparada con cada una de las papeletas depositadas en la urna. La posibilidad de fraude es nula.

 

Colombia, un proceso manipulable

Según el portal La Oreja Roja, el Consejo de Estado advirtió que la Registraduría y la empresa que elaboró el software para las elecciones de 2014, “no cumplieron con lo previsto en el artículo 209 del Código Electoral, consistente en la conservación de la versión original de dicho software; en ese sentido, es preciso señalar que para la Registraduría no es válido escudarse tras haber contratado dicho servicio con un tercero”.

 

Y exhorta a la Organización Electoral para que, en adelante: “adquiera el software requerido para estos servicios, es decir, que sea propio de dicha organización y que permita una completa trazabilidad desde el escrutinio de mesa hasta la declaratoria de la elección, tomando las medidas pertinentes para que, en las siguientes elecciones, no se presenten hechos irregulares que atenten contra toda la actividad electoral”.

 

Solo se auditan los resultados que arroja el software

Respecto a la presencia de las entidades internacionales, una cosa es auditar resultados y otra es auditar el software; hasta la fecha las entidades invitadas se han limitado a auditar los resultados obtenidos en simulacros de preconteo, donde también han participado auditores de sistemas de los partidos y movimientos políticos, y junto a ellos, también ingenieros de sistemas de la Procuraduría y de la Misión de Observación Electoral.

 

La auditoría realizada se ha limitado a invitar un ingeniero de sistemas por partido como testigo, para que observe la funcionalidad de esta caja negra; sin embargo, no tienen posibilidad de analizar la seguridad del software, ni revisar componentes para minimizar el riesgo de fraude; este tipo de auditoría permite eventos como los que el MIRA denunció y fueron evidenciadas: entraron al software sin la debida identificación y en horas extrañas haciendo cambios sin que se generaran alertas.

 

Dicho esto y analizadas todas estas aristas, ¿es aceptable que el gobierno colombiano pretenda desconocer los resultados de las elecciones en Venezuela y al mismo tiempo tener un sistema electoral tan vulnerable como el suyo?

 

Toda Colombia espera que los resultados de las presidenciales sean el verdadero reflejo de la voluntad del pueblo, pero las evidencias demuestran que esto es realmente poco probable en un país signado por el paramilitarismo y por un gobierno que pretende aferrarse a toda costa en el poder.

 

 

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Ely Reyes/Ciudad VLC/La Oreja Roja/Twitter

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