John Kelly, el hombre que fue llamado por Donald Trump para poner orden en la Casa Blanca, dejará su cargo de jefe del Gabinete cuando acabe este año. Se trata de la última reestructuración en la Administración tras las elecciones legislativas y la más trascendente.
El general retirado había tenido marcadas diferencias con el régimen de Trump en los últimos meses, incluso llegando a llamarlo idiota:
«Estamos en un manicomio. Ni siquiera sé por qué estamos aquí. Este es el peor trabajo que he tenido», se lamentó el entonces jefe de gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, durante una reunión con un pequeño grupo. «Él (el Presidente Donald Trump) es un idiota. No tiene sentido tratar de convencerlo de algo. Él no se comporta bien», advirtió.
Trump hizo tan importante anuncio de forma desenfadada a la prensa en los jardines de la residencia presidencial antes de volar hacia Filadelfia. “John Kelly se marcha, no sé si puedo decir que se retira”, comunicó el presidente, que acabó la frase con uno de sus clichés, asegurando que Kelly era “un gran tipo”.
El mandatario gringo también informó que probablemente en uno o dos días daría el nombre de la persona que ocupará el cargo vacante de John Kelly.
Kelly fue secretario de Seguridad Nacional de Trump antes de tomar el puesto como jefe de Gabinete de la Casa Blanca en julio de 2017. Desde el principio resultó una extraña pareja. Por un lado, un militar de carrera que consideraba a las mujeres «sagradas». Por otro, un despreocupado hombre de negocios convertido en presidente de la nación más poderosa del mundo, que jamás ha llevado un uniforme y que fue grabado hablado de las mujeres en términos más allá de lo despectivo.
Hace justo un mes Trump depidió al fiscal general de EE UU, Jeff Sessions, cuando era obvio que ambos protagonizaban una batalla nada disimulada por la investigación de la denominada trama rusa.
Ely Reyes/Ciudad VLC
