Análisis: Campaña electoral de Donald Trump carece de horizonte

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Recientemente y como parte de su actividad de campaña, Donald Trump sostuvo que “Algo va a pasar en Venezuela”. Con todas sus palabras y letras dijo que su gobierno está involucrado en la situación de Venezuela y ejercerá la máxima presión para lograr la salida de Nicolás Maduro del poder.

La frase precisa del mandatario estadounidense fue “Algo va a pasar con Venezuela, eso es todo lo que puedo decirle”. Dejando en claro que hay una parte que no podía decir.

En menos de 48 horas, las palabras del inquilino de la Casa Blanca se convirtieron en una profecía.

Así el domingo 12, cerca de las 11 de la mañana, se produjo en Venezuela un evento telúrico de baja intensidad, 5.1 de magnitud, cuyo epicentro fue a 45 km de Guanare, estado Portuguesa.

De inmediato en las redes sociales recordaron las palabras de Trump.

Se preguntaban si eso era lo que iba a pasar en el país. No hubo mayor respuesta, salvo un reporte del U.S Geological Survey, el cual detalló el evento como un terremoto, publicado a escaso minutos de ocurrir.

 

campaña electoral de Donald Trump

Trump adivina su propio libreto

No es profecía, Trump conoce su libreto.

El Gobierno Bolivariano denunció ante la comunidad nacional e internacional “las infames declaraciones difundidas por el Comando Sur de los Estados Unidos de Norteamérica, a través de su cuenta oficial en las redes sociales.

En ellas señala a Venezuela de ejercer unexcesivo control sobre sus aguas jurisdiccionales, al tiempo que el buque de guerra USS Pinckney (DDG-91) navegaba en la Zona Contigua a una distancia de 16.1 millas náuticas de las costas venezolanas.

Califica Venezuela esta acción de «inexcusable acto de provocación» que busca «menoscabar» la «soberanía e integridad territorial».

También pertenece al mismo libreto el anuncio de Elliot Abrams, el “cónsul” extramuros, designado por Washington para derrocar la Revolución Bolivariana, quien sostiene que EE.UU prepara una ofensiva comunicacional contra Venezuela.

Lo cual  no parece una novedad, porque el país ha estado en un asedio comunicacional, nacional e internacional, por más de dos décadas.

Se espera que el gobierno de EEUU aumente su  financiamiento a algunos portales web para proyectar de manera exponencial una imagen incierta de Venezuela.

 

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Campaña electoral sin horizonte

A poco menos de tres meses para la realización de las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, Trump, plantado a su reelección, parece tener perdido el horizonte en el que expondría los elementos más resaltantes de su campaña electoral.

Las elecciones presidenciales en EE.UU el 3 de noviembre y los comicios legislativos en Venezuela el 6 de diciembre imprimen desespero en la estrategia de campaña en Washington.

El presidente estadounidense busca recomponer unos números que no le son favorables ante Joe Biden, pero simultáneamente “trabaja” para que en la nación caribeña no ocurran las elecciones parlamentarias.

Estados Unidos se la juega para montar en Venezuela “eventos” de alta repercusión que apunten a la suspensión de las elecciones legislativas.

Washington tendrá que asumir con sus propios medios, parte de estas acciones ante la disminución de maniobra  por la que atraviesan Colombia y Brasil por la pandemia de covid-19.

Cree el imperio que la mejor locación para sus actividades desestabilizadoras sea gran parte de las fronteras por Colombia, por Brasil, con Guyana o con vecinos de Venezuela en el Mar Caribe.

 

Venezuela en el debate electoral global

El debate electoral en muchos países del mundo no ha dejado afuera lo referido a la globalidad.

El comportamiento en las urnas por parte de los japoneses interesa tanto en África, como en la Casa Blanca.

La conformación de un nuevo Parlamento en Australia es de interés mediático en el Caribe tanto como es la elección de un nuevo presidente centroamericano para todos y cada uno de los países de la Unión Europa (UE).

A la inversa, en toda Latinoamérica, en el Caribe, en Europa y hasta en el mismísimo Estados Unidos, Venezuela es un tema permanente, en sus respectivas campañas electorales.

Por ello, Donald Trump sabe de los dividendos, que en votos le pudiera proporcionar la Patria de Bolívar.

El magnate presidente mira con insistencia a todos lados y no sabe a dónde dirigirse. Por momento parece concentrarse en China.

Los ataques de Donald Trump a otros países 

Luego voltea a otra parte y observa que los puntos que le ubican por debajo de Joe Biden, según las encuestas, son angustiantes.

Cuando quedan cerca de cien días de campaña, en medio de una inclemente pandemia causada por el Covid-19, la estrategia Trump asume que nada debe descartarse: el ataque a la Organización Mundial de Salud (OMS) incluye tiros al país donde hubo el primer brote del virus.

El ataque a Moscú no puede quedarse afuera en estos tres meses. Así que los misiles políticos a Rusia no dejan de ser una manera de marcar territorio en la Unión Europea, un escudo trasatlántico a los intereses de Washington.

El voto latino, en el oeste y el sur de EEUU pareciera inclinarse contra la actual administración.

Se insiste mucho, que la población latina ha perdido ciertos derechos, adquiridos en los últimos años, particularmente en el mandato de Barack Obama.

Las políticas Trump contra la inmigración hispana, con la propuesta de un muro para separarse de México y revivir la Doctrina Monroe terminan por endosar una simpatía por el candidato Demócrata.

Desde la llegada de Trump al poder, el mundo hispano denuncia que ha perdido ciertos derechos, ganados en administraciones anteriores, especialmente en la de Barack Obama.

Por esa razón, muchos sostienen que el voto de los latinos podría ser determinante en el proceso que se avecina.

 

El magnate se jugaría todo por Venezuela

Es probable que Trump se incline a jugarse todo su resto, por Venezuela.

La opción por el país petrolero no está lejos de proporcionarle rédito electoral en la votación latina.

Si se lo juega todo, será a conciencia que la Revolución Bolivariana dejó en el camino a las administraciones de Clinton, Bush y Obama.

 

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Ciudad VLC / William Hernández L.

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